Si la memoria no me falla, que puede fallarme porque últimamente lo hace y mucho, creo que no he publicado ninguna receta de galette. Pues muy mal, porque sirve lo mismo para un roto que para un descosido. Se hace con casi cualquier fruta, se puede comer tíbia o fría y soluciona un final de comida o una merienda en un momento. Además no necesita molde y queda con un acabado rústico y un poquito tosco estupendo.
He hecho de ciruelas, manzanas y alguna más que no recuerdo. La última ha sido la de mango y piña que comimos fría y que con los calores de este verano pirenaico (aunque mientras estoy escribiendo esto veo llover por la ventana) se nos antojó riquísima.
Si ya sois el colmo de golosones, acompañad la galette con una bola de helado. Para esta combinación yo escogería coco, pero vaya, con vainilla tampoco estaría nada mal.
GALETTE DE PIÑA Y MANGO
Ingredientes
- Masa quebrada casera o comprada
- Media piña
- 2 mangos
- 1 cucharada de maizena
- 3 cucharadas soperas de azúcar moreno
- 1 huevo
- Azúcar glas
GALETTE
Precalentar el horno a 180ºC .
Cortar la fruta de la manera que mejor os parezca.
Disponer un papel de horno y colocar encima la masa quebrada ya estirada y de forma redonda.
Espolvorear maizena para que absorba los líquidos de la fruta y cubrir con ella la tarta. Hay que dejar un margen sin cubrir de unos 5 cm. Cuando ya tengamos la fruta, plegamos sobre ella la masa que hemos dejado libre. Hay que intentar hacer unos pliegues bonitos, pero si se rompe no pasa nada: es una tarta rústica.
Espolvorear el azúcar por encima de la fruta. Batir el huevo y pincelar la tarta. Hornear una media de 30 minutos, pero cada horno es un mundo así que hay que ir controlando.
Sacar del horno y dejar enfriar. Espolvorear con azúcar glas y devorar.