Es una verdad (casi)universal que no siempre se tiene el cuerpo para fiestas. Hace unos días, estábamos un poco … como decirlo, flojillos. Y pensé que unos cupcakes Red Velvet nos levantarían un poco el ánimo.
Y dicho y hecho, cuando te has zampado dos Red Velvet con su frosting de queso como si no hubiese un mañana, en tu ánimo sólo hay sitio para la mala conciencia. Pero ¡qué te quiten lo bailao! Estaban IMPRE-SIONANTES.
Podéis encontrar la receta aquí.
Un besazo.